miércoles, 9 de mayo de 2012

Blancanieves y los siete enanitos


Una joven reina pensaba:
-Me gustaría tener una niña de tez blanca como la nieve, labios rojos como la sangre y cabello negro como el ébano.
Poco después la reina dio a luz una niña a la que puso Blancanieves. Pero la reina murió y la pequeña creció sola, al lado de su padre. Los años pasaron y el rey se casó con una malvada mujer de gran belleza, Ella poseía un espejo mágico al que preguntaba cada día:
-Espejo, espejito mágico, ¿quien es la más bella del reino?
-Vos, señora, sois la más bella,- le respondía el espejo.
A la muerte de su padre, el rey, Blancanieves era mas bella que la reina. Envidiosa de tal belleza, la soberana preguntaba al espejo mágico...
-Majestad, ahora la mas bella es Blancanieves.
-Blancanieves morirá, te lo aseguro, chilló la reina.
La malvada reina mandó llamar a un cazador.
-Llévate a Blancanieves al bosque- le dijo- y mátala. Debes traerme su corazón en este cofre. Si me traicionas- amenazó la reina- morirás tú también.
El cazador, aterrorizado, salió para cumplir las órdenes de la reina.
Una vez en el bosque, el cazador no tuvo valor para asesinar a la pequeña.
-Huye, Blancanieves, huye. La reina quiere que mueras porque envidia tu belleza. No vuelvas al castillo nunca.
Para engañar a la reina, el cazador cazó un animal salvaje, le quitó su corazón y lo metió dentro del cofre.
Blancanieves corrió y corrió hasta perderse en el bosque. Cansada, se sentó al pie de un árbol y empezó a llorar su triste suerte...
Felizmente, los conejitos, las ardillas y los cervatillos se acercaron para consolarla. Luego la llevaron hasta un claro del bosque bañado de sol, donde encontró una acogedora casita. Un poco tímidamente, Blancanieves llamo a la puerta...





Como no obtiene respuesta, decide entrar... Pero, la puerta es tan bajita, que tiene que agachar un poco la cabeza. En el interior, todo es muy pequeño: las sillas, la mesa... ¡y qué desorden! La joven friega los cacharros, barre el suelo... y arregla la casa entera.
Agotada , Blancanieves se acuesta. Poco después, siete enanitos entran en la casa. Vuelven del trabajo...
Los enanitos descubren a Blancanieves, que les cuenta su triste historia, y ellos le proponen que se quede a vivir allí.
Pasado un tiempo, la reina vuelve a interrogar al espejo.
-Blancanieves es todavía la más bella.
-Pero, ¿qué dices? ¿No ha muerto? Pues morirá.
La reina prepara una pócima venenosa.
-Una sola gota en una manzana será suficiente para que Blancanieves caiga en un profundo sueño. Sólo el beso de un príncipe podrá despertarla, pero nadie lo hará porque creerán que ha muerto.
Blancanieves no desconfia de la anciana que le ofrece una deliciosa manzana. Pero, nada más morderla, cae al suelo. Cuando los enanitos la ven, ya es demasiado tarde:la malvada reina ha desaparecido.
Los enanitos se niegan a enterrar a su mejor amiga... Construyen una urna de cristal donde dejan el cuerpo inerte de Blancanieves y lo colocan sobre una alfombra de flores blancas... Como por arte de magia, las flores que le han puesto entre las manos conservan la frescura desde el primer día.
Una mañana, un príncipe pasó por allí y se quedó admirado de la belleza de Blancanieves.
-¿Quién es esta doncella tan hermosa?-preguntó.
-La princesa Blancanieves-contesta lloroso uno.
El príncipe, emocionado, besa a la joven en los labios. Y...¡ Blancanieves despierta!



Al abrir sus ojos y ver al príncipe, se enamoró enseguida de él.
-¡Hurra! ¡Blancanieves está viva!
Los siete enanitos no saben como agradadecérselo. El príncipe parte con Blancanieves hacia su palacio donde al día siguiente se casaron y fueron felices toda su vida.
El autor o mejor dicho los autores son los hemanos Grimm de nuevo cojida de una mujer llamada en alemán Pastora.
En el siguiente enlace que muestro: ¡ PINCHAD! Es la canción de los enanitos no digo mas pistas.

http://www.youtube.com/watch?v=4TE8ODspI64




















lunes, 7 de mayo de 2012

Caperucita Roja


En cierto pueblo, cercano a un tupido bosque, vivía una bellísima niña, tan linda que parecía un angelito. Su madre estaba tan contenta con los encantos de su hija, que casi vivía loca de felicidad. Pero más contenta aún se mostraba su abuelita, que no hallaba la manera de demostrarle cuanto la quería. La tenia abrumada de regalos y fue precisamente su abuelita la que le hizo un hermoso sombrerito en forma de caperuza, de color rojo Desde entonces la llamaron Caperucita Roja.


Cierto dia, al llegar a casa Caperucita Roja, después de haber jugado con sus amiguitas, vio sobre la mesa unos sabrosos pasteles y, creyendo que eran para ella, preguntó a su madre si podía comerlos. La madre le contó que era para su abuelita que estaba enferma y que se los tenia que llevar. Caperucita metió en una cesta todo lo que su mamá le había dicho, le dio un beso y salió rumbo a la casa de la abuelita, que quedaba al otro lado del bosque.
Avanzaba Caperucita Roja cantando de alegría cuando, al atravesar el bosque, se encontró con el señor Lobo, que estaba más hambriento que nunca. La pequeña era un exquisito bocado para sus afilados dientes. Mas, cuando abría ya su fea boca, divisó muy cerca de allí unos leñadores. Se escondió donde pudo y empezó a hablar con la niña con voz fingida. El señor Lobo se interesa por la abuelita y decide acompañarla pero cada uno por un camino diferente para ver quien llega antes.





El señor Lobo partió a todo correr, El muy listo había dejado a Caperucita el camino mas largo  para llegar antes que ella y esperarla. El señor Lobo necesitó poco tiempo para llegar a la casa en que vivía la abuelita de Caperucita Roja. Tocó la puerta y desde dentro la abuelita pregunto quien era y el señor Lobo mintió diciendo que era Caperucita Roja. La anciana creyendo que era su nieta le dio permiso para que entrara. Así lo hizo el malvado y apenas entro echóse sobre la viejecita y se la comió de un bocado.
Poco después llegaba Caperucita Roja y al hallar cerrada la puerta la golpeó suavemente.



-¿Quién llama?-contestó con voz ronca el señor Lobo.
La niña se asusto al escuchar esa voz tan fea, pero se imaginó que su abuelita se encontraba resfriada.
-Soy Caperucita, tu nietecita, que te trae unos pasteles y un tarrito de dulce-dijo la pequeña-.¡Pero qué ronca estás!
El lobo fingió entonces la voz:
-No hagas caso, pequeña; empuja la puerta y entra.
Caperucita entró confiada, a tiempo que el horrible animal escondía la cabeza bajo las frazadas.
-¿Cómo te sientes?-dijo la pequeña, acercándose a la cama.
-Estoy muy resfriada-respondió el señor Lobo, dulcificando la voz-.Cierra bien la puerta, agregó después.
-¿Dónde pongo estas cosas que me dio mamita para ti?
-Ponlas encima de la mesa y ven a acostarte conmigo. Caperucita se acostó. Ya en la cama, exclamó:
-¡Qué grandes tienes los brazos hoy, abuelita!
-Es para poder abrazarte mejor-respondió el señor Lobo.
-Y qué grandes las piernas!
-Es para correr mejor, linda mía.
-Pero abuelita, ¡qué orejas tan grandes tienes!
-Son para oírte mejor, mi pequeña.
Se produjo un breve silencio. Al fin, Caperucita preguntó:
-Pero, abuelita, ¿y esos enormes dientes que tienes?
-¡Son para comerte mejor!
Y el feroz animal se arrojó sobre la niña para devorarla. Pero Caperucita profirió fuertes gritos que llegaron hasta unos leñadores. Éstos, al escuchar a la niña, corrieron presto a la casita y mataron al terrible lobo. Desde ese día la linda Caperucita contaba a sus amiguitos lo que le había sucedido y les aconsejaba con cuanto cuidado deben escoger a sus amistades, pues las malas compañías y los malos amigos suelen dar desagradables sorpresas como la del malvado lobo.

El autor de este cuento fue Charles Perrault que fue el primero que recogió esta historia y la incluyó en un volumen de cuentos (1697). En 1812, los hermanos Grimm, dieron otra vuelta de tuerca a la historia. Retomaron el cuento, y escribieron una nueva versión, que fue la que hizo que Caperucita fuera conocida casi universalmente, y que, aún hoy en día, es la más leída.


Charles Perrault.

Los Hermanos Grimm.